Así lo dijo
- Escritorio Emergente
- 6 may 2019
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Actualizado: 10 may 2019
(Un texto de Filiberto Santiago Rodríguez)
¡Tienen que bautizarlo de inmediato, porque no va a vivir más de una semana!
Así le dijo el partero- brujo a mi madre, cuando en medio de dolores y sufrimientos trajo al mundo a su primogénito. De esta manera, a los tres días de nacido y en medio de urgencias espirituales [para que no me fuera a donde dicen que se van las almas que no conocen a Dios] fui bautizado en el templo Dominico de Yanhuitlán, en el corazón de la Mixteca.
Así pasó una semana, se fue un mes y vinieron los años, muchos años, y la profecía del partero Tacho, que dicho sea de paso, ese era su nombre, se fue quedando en el olvido, o tal vez fue la muerte quien se olvidó de mí, o los seres divinos no quisieron quitarle su destino y misión de madre a quien me diera la vida.
Es difícil no caer en la vanidad, pero siento que mi llegada les dio felicidad y alegría a mis padres. Por ser su primogénito, era el orgullo de mi papá, y de mi madre era el ser más preciado. Cuántas veces no se enfrentó a mi padre para que no me llevara a trabajar al campo, a sembrar y a pizcar maíz, a trillar el trigo y el alpiste, que con sus aguates puntiagudos, diminutos y suaves que cubren la semilla, me formaba llagas llenas de pus que se infectaban y eso era un tormento doloroso para ella.
A través de los años mi mamá fue moldeando los lazos de cariño y querencia hacia mi persona y yo fui bordando un cordón de afinidad nacido de la devoción.
Han pasado muchos años. Yo me hice viejo, y mi mamá atesora ochenta y siete años de su vida. El tiempo también trajo el Alzheimer a mi padre y un cáncer de brazo para ella, pero jamás habla de su enfermedad, es como si no existiera. Mi madre se siente fuerte, sostenida por aquellos lazos que tejimos en los sesenta y nueve años que hemos caminado juntos, días de inmensas alegrías aunque no desprovistos de tristezas.

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