Ardiente

Un texto de Conchita Ramírez de Aguilar

No me gusta mirarme en el espejo

porque siempre descubro, aunque no quiera,

en mi cuerpo la ausencia de tus brazos

y en mis labios, los besos que me debes.

Porque veo las palmas de mis manos

vacías de tu piel, ardiente al tacto.

Y me falta tu lengua saltarina

recorriendo los cauces de mi oreja.

Delineo tu perfil en el espejo,

Te beso, miro, escucho, huelo

y me ciño en un abrazo voluptuoso

a la locura ardiente de tu cuerpo.

No me gusta mirarme en el espejo

porque siempre, al final, te me diluyes.